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¿Quiénes fueron las pioneras en la historia de los contenedores de vidrio?

El 1 de febrero de 1982 se instaló el primer iglú de vidrio en España, en concreto en el barrio madrileño de Moratalaz. En la foto, un sonriente Enrique Tierno Galván, quizás uno de los alcaldes más queridos de Madrid, deposita la primera botella en uno de los primeros contenedores de vidrio.


Enrique Tierno Galván deposita botella de vidrio en el primer contenedor de vidrio de España, en 1982.


Posteriormente el característico contenedor verde se fue extendiendo a otras localidades españolas. Casi cuatro décadas después, más de 235.000 iglús de vidrio forman parte de nuestro paisaje urbano.


Pero no siempre fue así. Los orígenes del contenedor de vidrio hay que buscarlos una década antes, en concreto el 30 de junio de 1972 en la localidad holandesa de Zeist. Y las promotoras fueron dos activistas locales con una concienciación ambiental y una voluntad férreas: Babs Riemens Jagerman y Miep Kuiper-Verkuyl. Conozcamos su historia.


Liderazgo ambiental en femenino


Babs Riemens y Miep Kuiper, dos amas de casa de Zeist, comparten el interés por el voluntariado en su comunidad y están bien informadas sobre aspectos relacionados con la polución ambiental. Tras participar en un curso sobre liderazgo femenino e higiene ambiental deciden pasar a la acción y promover la instalación del primer contenedor para reciclar vidrio.


Otra mujer, la ambientalista Elisabeth Aiking-van Wageningen, es importante en esta historia como “inspiradora moral” de la idea. Profundamente impresionada por el libro “Primavera Silenciosa” de Rachel Carson, uno de los primeros y más influyentes en relacionar el impacto de los pesticidas con la protección del medioambiente y la salud de las personas, Aiking está preocupada por el aumento de la producción de residuos domésticos.


Es de este modo que Aiking-van Wageningen afianza su idea de trasladar la ética ambiental al día a día de la ciudadanía. Y nada mejor que las amas de casa para implantar estas buenas prácticas.


Bien conectada tanto a nivel político como académico, Aiking consigue una ayuda gubernamental para organizar el primer curso de liderazgo ambiental femenino. Curso que tuvo lugar en abril de 1970 y contó con la participación de 300 representantes de organizaciones femeninas a las que instaba a comprometerse y pasar a la acción. Y Aiking consiguió su objetivo, al menos con Babs y Miep, las cuales ya merecen formar parte de la historia del vidrio del siglo XX.


Tras la formación de Aiking, nuestras dos protagonistas barajan varias ideas para pasar a la acción, entre ellas enfocarse en el tráfico y la polución, pero cambian de parecer tras analizar de primera mano el impacto de los residuos domésticos producidos en su comunidad.


Revisan contenedores y bolsas y clasifican los residuos producidos para saber cuáles son los más recurrentes y, sobre todo, cuál es su potencial de reutilización.


Su éxito fue unir a los consumidores, las administraciones públicas y la industria en la iniciativa. Cuentan con la colaboración de T. Krijgsman, director del departamento de salud de la vecina ciudad de Utrecht, y un ejecutivo de Maltha, una de las compañías de transporte más importantes del puerto de Rotterdam.


La compañía tiene experiencia transportando residuos de vidrio para las vidrieras y servirá de socio logístico clave para la viabilidad económica del proyecto. Posteriormente, Riemens y Kuiper contactan con la fábrica de vidrio de De Maas y ahí es donde comprenden el potencial de reutilización de este material.


Babs y Miep llegan a un acuerdo con el ayuntamiento de Zeist que, finalmente, permite la instalación del primer contenedor de vidrio en el supermercado Albert Heyn. El 30 de junio de 1972 el primer contenedor de reciclaje de vidrio de Europa recibe sus primeros envases de vidrio. En apenas 6 años los contenedores llegan a todo el país y, finalmente, al resto de Europa.


Preguntadas años después por su activismo, Riemens y Kuiper explican que haber vivido las penurias y estrecheces de la Segunda Guerra Mundial fue clave para centrarse en los residuos: ningún material con potencial de reutilización o reciclaje debe ser desperdiciado.


Miep se mudó de Zeist pero ambas mantuvieron el contacto hasta 2017, año en el que Babs falleció. “Éramos un buen equipo. Estoy orgullosa de lo que hicimos juntas”, reflexiona Miep. Y pueden estar seguras de ello: el legado de Babs y Miep se puede ver en miles de localidades no solo en Europa sino en todo el mundo.



Miguel Varela

https://hablandoenvidrio.com/pioneras-contenedores-de-vidrio/


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