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Desmontamos los bulos más frecuentes del reciclaje

El desarrollo de los medios digitales, las redes sociales y la mensajería instantánea han contribuido a que las noticias falsas y la información no veraz sobre todo tipo de temáticas se propaguen con mayor rapidez y facilidad. El medioambiente no se salva de este fenómeno ni tampoco el reciclaje, pues, a pesar del aumento del compromiso de la ciudadanía, todavía circulan en el imaginario colectivo conceptos erróneos en materia de reciclaje. Para combatir la desinformación, Ecoembes, la organización ambiental sin ánimo de lucro que coordina el reciclaje de envases en España, arroja luz sobre algunas de las fake news que envuelven esta actividad.

1. Se mezcla todo en el mismo camión

Casi todos tenemos un vecino, un amigo de un primo o la hermana de una cuñada que asegura haber visto cómo el camión mezcla el contenedor amarillo con el azul o con el contenedor de resto, echando por tierra el trabajo que los ciudadanos han hecho en casa separando. Sin embargo, la realidad es otra: en algunas localidades, hay camiones que cuentan con dos compartimentos en su interior, de forma que al echar en ellos los residuos de los contenedores lo hacen en dos zonas separadas y no todo junto. Además, en otros lugares, las rutas de recogida de contenedores se establecen por días, es decir, un mismo camión recoge un día los envases del contenedor amarillo y, otro día, los del azul.

En la planta de selección, adonde llegan los residuos del contenedor amarillo, la separación de los envases es aún mayor. En las 97 plantas que hay a lo largo de todo el país, lejos de juntarse, los envases se separan en 7 tipos diferentes: plástico PET (el de, por ejemplo, las botellas de bebidas), plástico PEAD (botellas de suavizantes, detergentes…), plástico film (bolsas de aperitivos y gominolas, entre otros), plástico mezcla (tarrinas queso fresco, envoltorios de pizzas), de brik (de zumos, leche…), metal (latas de conservas) y aluminio (la mayoría de latas de bebidas). Para que esta separación sea más eficiente, es importante la realizada previamente en los hogares, haciendo que a estas plantas lleguen únicamente los envases y no otro tipo de productos como juguetes, macetas o cintas de vídeo.


2. No reciclo porque ya pago la tasa de basura

‘No voy a reciclar para que otros se hagan ricos por mí’, ‘ya pago la tasa de basura cada año, que separen ellos’… estas son algunas de las frases que todo propagador de fake news sobre reciclaje utiliza como artillería.

En realidad, la tasa de basuras que los ciudadanos pagan a los ayuntamientos es la destinada a recoger los residuos que no se pueden reciclar, es decir, los de resto. El coste que supone el reciclaje de los envases de plásticos, latas y briks (contenedor amarillo) y de papel y cartón (contenedor azul), desde su recogida por camiones, traslado a plantas, separación en las mismas, pago de operarios, etc. lo asumen las empresas que ponen envases en el mercado, quienes pagan una tarifa llamada ‘Punto Verde’ a organizaciones como Ecoembes para cumplir con su responsabilidad legal de hacer posible el reciclaje de estos envases.

Por tanto, si en lugar de echar los envases a los contenedores de colores lo echamos al de resto de basura, la tasa de basura, en lugar de disminuir, puede llegar a crecer.

3. Reciclar quita puestos de trabajo

‘No reciclo porque, si lo hago, van a despedir a gente que trabaja haciendo eso’… el mito de quitar puestos de empleo es uno de los más antiguos asociados al reciclaje. Si bien es cierto que las plantas cada vez están más automatizadas, permitiendo de esta forma que se recuperen el máximo posible de envases, hay muchos puestos de empleo verde a lo largo de la cadena del reciclaje.

De hecho, según un estudio de ISTAS_CCOO para Ecoembes, hay 42.600 personas en España cuyo trabajo está ligado al reciclaje de envases con todo tipo de perfiles, desde educadores ambientales, hasta ingenieros industriales, operarios de recogida, ambientólogos, recicladores, personal de selección… Por tanto, no, reciclar no solo no quita puestos de trabajo, sino que es un potenciador del empleo.

4. Porque yo no recicle no pasa nada

‘Porque yo no recicle no se va a acabar el mundo’… acabarse quizás no, pero tampoco ayudas a que sea un lugar mejor. El reciclaje de envases es el resultado de pequeñas acciones individuales que, sumadas, tienen un peso muy importante. Solo en 2022 se reciclaron más de 1,6 millones de toneladas de envases de plástico, latas y briks y papel y cartón, siendo el año en que más envases se reciclaron. Esto es posible gracias a que cada vez la sociedad española está más comprometida con el cuidado del medioambiente y confía en acciones como el reciclaje para contribuir a su cuidado.

Así, gracias a este compromiso, el año pasado se ahorró el consumo de 21,46 millones de m3 de agua y de 6,72 millones de MHW de energía, además de evitar la emisión de 1,69 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Cada gesto cuenta.

5. Reciclar no sirve para nada

‘Con lo que se recicla no se puede hacer nada’, ‘yo no voy a usar cosas con material reciclado, estará sucio’, ‘lo hecho con envases es de peor calidad’… aunque menos extendidas, también hay lugar para la creatividad en las fake news del reciclaje. En la actualidad, gracias a la innovación emprendida por numerosas empresas y al avance de la tecnología, los productos hechos con envases reciclados son muchos y de la misma calidad que uno nuevo. Tan solo les diferencia una cosa: que para su creación no ha sido necesario extraer nuevas materias primas.

Gafas de sol, prendas textiles, tumbonas de playa, tuberías de regadío, nuevos envases… las vidas de los envases reciclados son muchas y muy versátiles y, hasta llegar de nuevo a nuestras manos tras su reciclado, pasan por muchos procesos que aseguran que estos productos cumplen con toda la normativa que los hace seguros para su uso. Es probable que estés usando envases reciclados sin ser consciente de ello.


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